domingo, 24 de junio de 2018

El abrazo

Esa sensación de tiempo perdido que se disipa en unos versos leídos en una tarde de domingo veraniega que me tiene en calzoncillos aposentado en una silla mientras un contrabajo me hace cosquillas, también veraniegas, por qué no decirlo, es la que me embarga y me desarma, fundiendo mis sentidos, dejando mi corazón desnudo, dispuesto a un abrazo de similares características, a un abrazo tuyo, donde tu respiración deja grabada en mi hombro una melodía que incita al bamboleo, un estado apacible que ahora, no sé por qué, es lo que más deseo, y muevo mi cuerpo para que tus dedos quietos me acaricien por entero. Puede que todo sea un estrago más del calor, o puede que no, solo sé que te quiero. Y aunque sea un abrazo imaginado estoy sudando de placer, reconfortado, me sigo moviendo, me acerco a tus labios, y su humedad canta en silencio junto a los míos mientras seguimos bamboleando. Nunca un tiempo perdido fue tan bien aprovechado. Abrázame en tus sueños, mantenme siempre a tu lado.