jueves, 28 de marzo de 2013

¿Estoy despierto ahora?

Amanece, como todos los días, pero hoy, no sé por qué, me asombro. Tal vez la primavera, recién llegada, siempre en las mismas fechas, como todos los años, me susurra al oído, con una melodía que incita al deleite, que la vida sólo sirve cuando se disfruta, y, de repente, un estribillo mágico me hechiza con una sola frase: el instante está lleno de posibilidades. Y me zambullo en él como en una piscina gigante. Amanece hoy más que nunca porque además del día amanece la vida, el instante, amanece fuera y dentro, amanece el alma y el amor. Respiro hondo, me siento mejor, pinto la atmósfera con sonrisas que salen de mi corazón. El sol brilla, tu cara brilla y unto las tostadas con besos de mantequilla. Y con ambos brazos doy brochazos en las nubes, estampo abrazos en el cielo, y te envuelvo con ellos, mi dulce, mi amor, mi querido caramelo. Menudo instante infinito. Todo amanece en tus brazos, todo resulta bonito. ¿Estoy despierto ahora? Qué importa si estoy contigo.

domingo, 24 de marzo de 2013

La sombra de colores

De ese mundo tan extenso de puertas adentro, de esas sombras grises creadas por luz de vida, un día, una de ellas, llena de sensaciones escondidas, expandió sus sentimientos como buenamente pudo. Y esa sombra gris, emocionada, de mate pasó a brillo y, como un niño, el rubor apareció en su aureola como diciendo hola, sí, dando la bienvenida a lo que vendría después, un cúmulo de colores excitados ante el acontecimiento, fueron buscando sitio en la sombra, ordenándose, repartiéndose el espacio, despacio, ya calmados pero aún contentos de formar parte de una sombra única, la más alegre tal vez, no siempre, pero por lo menos casi. Y la sombra de colores se mezcló entre otras sombras buscando su sitio, esperando encontrar entre tanto gris un arcoíris de amor, otra sombra de colores aún mejor, por ser otra y compartir, con dulzura y optimismo, la alegría de vivir, de estos días que parecen lo mismo cuando no estoy junto a ti.

miércoles, 20 de marzo de 2013

Fruslerías

Fruslerías intrincadas de ayer y hoy gobiernan la parafernalia especulativa de la zona mema de la política inexistente. No hay falsedad que no sea dicha ni verdad burocratizada por la palabrería del sesgo mal intencionado. Bagatelas legales nos fustigan, realezas injustas nos latigan. Afanados en el bipalurdismo impuesto e impostado nos ahogamos con los tópicos televisados. Pueblo de desustanciados educados en el abyecto correveidile adulterado, nación sin noción, mentes desahuciadas, jóvenes desubicados, ancianos basura, nobleza de usura, justicia sin ley y leyes injustas: ¿bagatelas?, ¡vaya tela!

domingo, 17 de marzo de 2013

El poeta que nunca existió

Con sus versos en tus labios te amó. Sus poesías nunca escritas fueron, sin él saberlo, nuestras alegrías. El poeta que nunca existió canta en lo más profundo de mi corazón. Bebe tus lágrimas, busca tu amor, quiere vestirte con los versos que nunca escribió. Sueña caricias que son sus poesías, fantasea abrazos y también un regazo; busca el regalo de tu corazón. Siente, profundamente, todo lo inexistente, vive lo que nadie vio, ama lo que imagina, es el movimiento de una flor que, andando, deslizándose por la vida, se cuela en los entresijos de tus deseos, despierta tu querer dormido y te ama, incluso, sin ser querido, sin ser correspondido. Sólo busca las puertas de tu ilusión, verte en el camino, regalarte un verso o dos, ser tu flor, y tú mi cielo, y en el poema que nunca escribió poder, al fin, encontrar el amor.

jueves, 7 de marzo de 2013

La sonrisa que no veo

Llega hasta mí entre tus palabras mezclada. La alegría que siento al leerlas me reconforta hasta el intelecto. Las releo y me percato de que la sonrisa invisible se instala en mis labios. Cierro los ojos y me imagino sonriendo. Sonrío con tu sonrisa porque tú estás lejos. Me visto con tus palabras y, sin querer, te acerco. El milagro sucede sin pretenderlo. La sonrisa que no veo es la misma que poseo. Y hablo, hablo con tus palabras y hasta me cambia el acento. Tal es el acercamiento que me acaricio y noto tu cuerpo. Y la sonrisa que no veo aflora en mi rostro, en tu rostro, en el nuestro.

miércoles, 6 de marzo de 2013

La familia real y el error de sistema

¿Sabían ustedes que en nuestro país sólo hay una familia real? Creo que todos los sabíamos pero hoy, no sé por qué, me desperté con un pie fuera del sistema. La mitad de mí habitaba otro mundo y, la otra mitad seguía en este sistema de mierda, mal llamado democracia, de siempre. Pues eso, que la mitad de fuera se puso a pensar en cómo eran las demás familias, las no reales o irreales o, tal vez, debiéramos decir, familias inventadas. ¿Pero familias inventadas para qué? Todo forma parte de un juego, de un juego real, claro, por tanto, un juego de la familia real. Por eso hay miles de familias que saludan ostentosamente a la familia real, porque han sido inventadas para eso, para deleitar a la única familia de verdad. Y todas las personas que quieren encausar a la familia real es porque, como yo, tienen una parte de ellos fuera del sistema. Pero un momento, disculpen, están llamando a la puerta. ¿Quién es? Funcionarios del estado, inspección rutinaria. Un momento, enseguida abro. Lo que me temía, dijo uno de ellos, otro error de sistema, la mitad está fuera. Tienen que mandarme a matrix otra vez, es eso ¿no?, ¿pero qué dice? Aquí no hay matrix, aquí sólo hay tontix, esto es España. Un pequeño empujón y un par de collejas y solucionado. ¿Qué tal está? ¡Viva Borbonia! Está perfecto, vámonos.

domingo, 3 de marzo de 2013

Desesperadamente feliz

Andaba yo en búsqueda de la felicidad, como algunos bichos de flor en flor, como algunas personas de ciudad en ciudad o de relación en relación y, tan desesperado creía estar, que siempre esperaba lo que no iba a llegar, de manera que sólo estaba equivocado. Mi esperanza no hacía otra cosa que generar ilusiones que yo tomaba, con el tiempo, como realidades y, con un poco más de tiempo, eran difuminadas por la verdadera realidad que me arrastraba, sólo por mi culpa, por mi gran culpa, como diría no sé quién, a un pozo depresivo generado por las ilusiones esperanzadoras. Y decidí parar. La quietud me indujo a pensar. Si soy capaz de no esperar nada, la aparente oscura y malvada realidad no podría difuminar mis ilusiones creadas por mi esperanza. Digamos que ante mi desesperanza, la realidad sería neutral. Y como no espero nada podría disfrutar de lo que ya tengo con alegría y, a veces, ser feliz. Ser un pasajero feliz de la vida. Y como la felicidad es como nosotros, también es pasajera. No hay ninguna persona que permanezca siempre y, la felicidad, tampoco. Asumo entonces que la felicidad y yo somos pasajeros, y lo asumo con alegría; con una alegría que dura todo el día en alguien desesperadamente feliz. Y continuo andando por el camino de la vida sin esperar nada.