miércoles, 26 de agosto de 2009

En mi corazón hay un espacio reservado

Para ti. Cuando el mundo te aniquile y la vejez te deje libre y las personas te olviden, tú seguirás en mi corazón, no ya ocupando un espacio sino siendo parte primordial de él, su motor, el impulso que lo ánima, el motor de su ilusión. Tu compañía será eterna y tu amor seré yo. En mi corazón hay un espacio para que descanse tu dolor; siento los latigazos de amor aposentándose en mi dolor. Todo se transforma, sentimientos encontrados permanecen a la espera del amor enviado. No quedan palabras para definir la acción, pero sí un espacio en mi corazón.

domingo, 2 de agosto de 2009

Perrazorra

Perrazorra ya está vieja. Gruñe, y cuando gruñe parece salir de su interior su alma en pequeñas volutas de humo. Aún recuerdo cuando amamantamos a su cachorro mientras ella perrazorreaba por ahí. Perrazorra no lo ha olvidado, no es eso, porque para olvidar algo primero tienes que recordarlo, pero cuando perrazorra perrazorrea no existen los recuerdos sobre la tierra, no para ella. Perrazorra gruñe a la vejez con engaños y buenas maneras, con intenciones que son tan buenas que nunca dejan de serlo, siempre con esa juventud y aroma de intención recién hecha. Y en ese pequeño mundo de mierda en el que revolotea, perrazorra es la reina. Qué tierna perrazorra, que lo que no disfruta lo borra, que todo se lo come, así pues todo la engorda. Come, vegeta y gruñe, y si no jode, desune. Perrazorra, nenita que fuiste, fíjate en lo que te convertiste.