viernes, 31 de agosto de 2012

Amor flagrante

Qué curiosa la vida, sumido en un lapso de tiempo que no transcurre, donde mi cuerpo solitario se multiplica en la mente y, de repente, soy muchedumbre, estancada en la nada aparente, sólo y multitud de gente, nado contra corriente, salmón humano por ser quien debe ser por no haber sido el que debiera y, sin embargo, fue. Quieto en un sinvivir, soledad que expande el amor para sentirse mejor, miedo que no existe pero que a veces tengo, alma querida amada follada y también sagrada. Vidas paralelas, vidas tecleadas, vidas anheladas, vidas congeladas, vidas sin vivir y también soñadas, todas confluyen en mí, agitan mi alma, detenida por la policía del espíritu en amor flagrante.

lunes, 27 de agosto de 2012

Hoy

Está haciendo calor. Me quito la ropa para sentirme más a gusto. No toda, me quedo en calzoncillos. Tengo la piel húmeda y la música que escucho me incita a acariciarme el hombro; de pronto, los pelos se erizan, un resorte en el cerebro hace click, y el recuerdo de tu mano acariciándome, justo donde lo estoy haciendo yo ahora, aparece ante mí. Noto tu lengua recorriendo mi oreja derecha lentamente, como buscando algo, un libro, unas llaves, no sé. El libro de un amor, no sé si el nuestro. Las llaves del placer o del deseo o de ambas cosas. No pareces encontrar nada y el vaho de tu susurro seca mi oreja mojada. Tus palabras provocan una ligera sonrisa, entonces y ahora, porque esto es un recuerdo, pero no importa, yo sonrío de nuevo, porque mi caricia es tuya, porque mi cerebro amplifica el susurro, porque el recuerdo se hace carne y aprovecho este momento de soledad perdida para calmar la herida del presente y nos amamos con intensidad porque el recuerdo está vivo y palpita. Vuelvo a tocar mi hombro sudoroso y, qué curioso, huele a ti, mi vida.

miércoles, 22 de agosto de 2012

Tú eres mi poema de amor

La música que mueve mi cuerpo, la flor cuya fragancia presiento, el alma del mundo, la nube y el viento. Eres la lluvia de mi sonrisa, el sol de mi sexo. Eres mi tierna sombra cuando te pienso. Y si tú eres mi poema de amor yo soy tu verso. Amor, para siempre en ti inmerso.

domingo, 19 de agosto de 2012

Crepitando por tu amor

El aire que respiro crepita en tu honor. Te inhalo despacio para sentirte mejor y, sin darme cuenta, impregnado de ti, tu olor me acaricia, el vaho del amor me envuelve y me transporta a tu orilla, como tiene que ser, pues desde que te conocí la vida es maravilla que me conmueve y tú eres la esencia de ella, y el amor la alquimia que me transforma. Colecciono tus sonrisas, beso donde pisas, siento, en todas partes, a todas horas, que me miras. Y tu mirada siempre me dice lo mismo: te quiero, mi niño.

martes, 14 de agosto de 2012

Si cambio el presente tendré un pasado diferente

Y cuando sea muy mayor podré contar las hazañas que ahora estoy construyendo con mi esfuerzo. ¿Pero por qué es tan importante el futuro si no existe? De pequeño me enseñaron a tener fe, me explicaron a Dios, me dijeron que tenía que quererle. De joven leí que ya no existía. Una música revolucionaria decía que no había futuro. Todos nos dábamos prisa. Y, cada cierto tiempo, crisis. De valores, económica, personal. Las crisis son los intermedios de la vida. Anuncian cambios y, a veces, no nos gustan. Lo importante es cómo salimos de estos anuncios de la vida, de estas crisis. Otra música decía qué crisis. Y ahora en este presente sin futuro busco la música que me ayude a cambiar. Rebusco entre mis discos, intento encontrar pistas en la realidad; una mosca se posa en un disco y pienso este será. Voy a cogerlo y se caen todos menos uno, y ahora pienso que será este otro. Voy dando tumbos, mi alma tropieza, una luz se enciende en algún lugar de mi cabeza y dos notas comienzan a bailar. El ritmo me resulta familiar y otras notas se acercan a mirar. Me sorprendo a mí mismo bailando una música que sólo oigo yo porque se está generando en mi interior. Si cambio el presente tendré un pasado diferente, si cambio el presente tendré un pasado diferente... es el estribillo de la música interna. Las notas que miraban, sonriendo, dicen adiós. Las dos notas que bailan se acercan. Son dos notas completamente nuevas. Son notas de amor. Son la nota tú y la nota yo.

domingo, 12 de agosto de 2012

Soñar con tus brazos

Y no sé cómo puedo quererte tanto si aún no he estado a tu lado. Esas fotos tuyas están en mi corazón, mi pensamiento les da vida y mi imaginación movimiento. Tus palabras de amor incendian mi corazón, tus frases me envuelven y, entre líneas, percibo tu olor; y me siento mejor. Te quiero porque quiero quererte, porque sí, porque qué se yo por qué, peo así es. Y mi amor es como el universo y va en aumento, se expande, y ahora te quiero un poco más que antes. Sueño con tus brazos, que me envuelven y me hacen más humano. Imagino como nos besamos: mi deseo es no dejar ningún rincón de ti sin ser besado. Sueño con tus brazos y sueño también que sueñas con mis labios y mis abrazos. Sueño que soñamos y aunque despertamos, seguimos soñando.

viernes, 10 de agosto de 2012

Chiripa

La serendipia, aunque yo prefiero decir serendepia, es el don de descubrir cosas sin proponérselo. Nosotros tenemos una palabra parecida que es chiripa o casualidad favorable. Para mí la chiripa no sólo es una buena carambola sino que son varias. O, más bien, una época, una racha, una ristra suertuda, un movimiento cósmico favorable, una cosmogonía alegre y divertida. Cuando la chiripa viene y se instala en tu habitáculo corporal se desencadenan una serie de carambolas que galvanizan tu vida con una efervescencia divina. No sabes cómo ha empezado pero ahí está. Un día caluroso cuando ya ni siquiera tenías fuerzas para despotricar, cuando la calma chicha anímica estaba en plena introspección absurda, cuando la nada estaba siendo dicha por todas las cosas, la chiripa, aprovechando tu despiste, se instala, como si nada, por todo tu cuerpo. Al principio no sabes qué es, pero unas ganas de bailar tremendas te invaden; lo haces, tus extremidades ondean al viento musical, todos tus movimientos se compaginan con las estrofas que escuchas. El amor bulle en tu corazón, se distribuye por tu cuerpo, se expande a través de tu mirada, de tus palabras, de tus pensamientos. Y sabes a ciencia cierta que todos los besos que imaginas, los abrazos que sueñas, el amor que deseas, la chiripa, tu chiripa, lo meterá todo en una coctelera humana que, un día no muy lejano, llamará a tu puerta para decirte, antes del primer beso, hola, soy tu serendepia.

jueves, 9 de agosto de 2012

El guateque sosegado

Paz interior y una leve sonrisa aflora en mis labios. La felicidad fluye sin prisa; parece que no me he enterado de cuándo llegó. Es mejor así. Hay una fiesta campestre en mi corazón, aunque voy a llamarlo guateque sosegado. La música de Jobim me lleva en volandas y mi perro me observa desde el suelo; huele la fiesta, capta el ánimo, lo olfatea, percibe mis cambios. Nos miramos unos segundos. Ahora no me mira y, al poco tiempo, cierra los ojos. El guateque sosegado ha aparecido sin ser planeado, como una nube de dicha que se aposenta a tu lado, ya no hay recuerdo malo. Noto las caricias del entorno y los besos del pasado. Qué más puedo pedir en este estado que no sea estar a tu lado.

domingo, 5 de agosto de 2012

Mi amigo

Tenía el techo de su habitación decorado con estrellas, pero con la luz del día no se apreciaba su belleza. Espera un momento, me dijo. Bajó la persiana y encendió una lámpara pequeña que transformó el techo en un maravilloso cielo estrellado; las estrellas palpitaban, o tal vez eran mis pupilas, ante la emoción de tanta belleza repentina. No sabía que te gustara la astrología, le dije. Y no me gusta, contestó. ¿Entonces? Las estrellas son personas. Fíjate bien. Con una pequeña linterna enfocó a la estrella más grande. En el centro tenía una palabra. Si no lo ves bien, súbete a la cama. Lo hice. En el centro de la gran estrella pude leer Mamá. ¿Y eso? Pues porque son personas. Cada estrella tiene su nombre. Son personas amadas que han muerto pero que siguen brillando en mi corazón. Las estrellas están muertas hace millones de años y seguimos viendo su luz. Y en el cielo de mi vida privada, de mi habitación, mis estrellas las elijo yo, y todas son seres queridos que jamás podré olvidar porque todavía me siguen dando amor con su luz de eternidad.

La dificultad de comunicar

Las mismas palabras dichas por diferentes personas expresan cosas distintas. Cuando escuchamos a alguien interpretamos, involuntariamente o no, a partir de nuestros conocimientos sobre esa persona, sobre nuestra relación con ella y sobre el contexto. Y, pensándolo bien, las mismas palabras dichas varias veces por la misma persona pueden tener significados diferentes. Por ejemplo un 'te quiero' puede significar amor, deseo, odio, falsedad, amista, venganza... ¿Cómo establecer entonces una buena comunicación? Siendo objetivo, dirán algunos, pero ¿cómo serlo? Los amantes no creo que sean objetivos. El amor crea unas paredes misteriosas, una especie de neblina que turba, que tergiversa de tal forma que, cuando desaparece el amor, tampoco podemos valorar con objetividad, porque, a veces, el hueco que deja es ocupado por el odio que tiene las mismas paredes misteriosas, la misma neblina, pero todo de forma invertida. La comunicación existe siempre pero con matices. Creo que nadie entiende nunca al cien por cien debido a múltiples factores que influyen en lo que se está comunicando. Pero hasta hoy, no había pensado que el problema pudiera estar en el lector, en el caso de comunicar a través de un texto. Creo que cuanto más se conoce a un escritor, más se enturbia la comunicación. La familiaridad, aunque solo sea con los textos, inclina la balanza del lector hacia la subjetividad. Y, a veces, la aparente proximidad, va generando desconocimiento aunque no nos percatemos de ello. Y, lo más importante, algo de lo que todavía no he hablado es, y creo que no voy a entender nunca, a la hora de entablar comunicación de cualquier tipo, las ganas que tenemos de oír algo aunque no se haya pronunciado, esa premeditación por entender lo no leído, esa fuerza extraña que nos inocula significados en los espacios en blanco, que nos hace leer entre líneas sin fundamento alguno, esas evidentes conjeturas que extraemos de la no observación, del puro deseo de oír lo que nos apetece, ese monólogo que involucra a otro y nos hace maldecirlo por algo tan extraño como creer saber lo que está pensando. Y, por si fuera poco, a veces, cuando hablo o escribo, ni yo mismo sé lo que digo. La comunicación es ciega y, sin embargo, fluye entre miradas de soslayo y se escurre entre gestos involuntarios.