miércoles, 30 de septiembre de 2020

Mysterium

A veces, en las conversaciones intrascedentes se pueden resolver los misterios que pueden suponernos diferentes tipos de personalidades. Esos principios inamovibles se tambalean o se contradicen de un párrafo a otro. Mi madre siempre me decía, si quieres conocer a alguien, déjale hablar. Sócrates siempre tiraba del hilo de las conversaciones de los demás, lo que vulgarmente se llama tirar de la lengua. Las conversaciones de más de dos minutos en las redes me ayudan a descubrir las mentiras, las patrañas, esos principios o ideologías que no se sostienen, que son como un castillo de naipes en un día ventoso. Hay personas que sacan un tema de converación y, cuando tiras un poco del hilo o de la lengua, dicen con una desvergüenza pasmosa que no quieren hablar del tema, cuando la realidad es que no quieren oir objeciones a lo que ellos dicen. He aquí uno de los mysterium. ¿Si no quieres oir a otro hablar de un tema por qué lo lanzas en la conversación? Además, casi siempre va unido que los que no quieren oír objeciones tampoco saben dar argumentaciones, pero tienen frases para zanjar la conversación o, por lo menos, para desviarla, frases como: no quiero hablar de eso, tú ya me entiendes, no sé si me explico, tampoco hay que darle tantas vueltas a todo. ¿Para qué conversar entonces? Si buscamos personas con los mismos gustos, las mismas ideas, que nos den la razón y que no nos contradigan, mejor será que conversemos delante de un espejo. Y lo he hecho. Incluso el espejo, que no es más que mi reflejo, argumenta mejor que estas personas, acepta mejor mis objeciones y, concretamente hoy, no he tenido más remedio que darle la razón al espejo. Luego me pareció oírle decir mysterium.

domingo, 27 de septiembre de 2020

Hazme un favor

Descubre lo que hay en mí, no lo que quieres que haya. No intentes conocer a una persona a través de unas fotografías, a través de la belleza que te capta y el deseo que te subyuga. Descubre la personalidad leyendo entre líneas, fíjate en los gestos, en esas bromas aparentes que tienen más verdad que mil promesas. Hazme un favor, si quieres conquistarme, prefiero el silencio a la mentira. Desnuda tu alma y verás la mía. La originalidad no está reñida con la simpatía. No intentes dar pena ni quitar importancia a todo lo que tiene la vida. No hay nadie especial en el mundo, solo hay otros, todos muy parecidos, todos tomando su camino, unos equivocándose, otros tarde, unos pronto... Después de conocerte a ti mismo podrás elegir tu camino, sin imposiciones, será tu decisión, y aunque parezca a veces que te has equivocado, se trata de tu elección y todos los caminos tienen trabas. La vida es una montaña de sufrimientos con pequeñas escalas de alegría, pero esas escalas puedes tenerlas todos los días. Y nadie puede cambiarlo, ni nada, solo hay que asumirlo. Hazme un favor, intenta quererte, sin engaños, sin subterfugios y, tal vez un día, puedas descubrir lo que hay en mí y si verdaderamente lo querías.

jueves, 24 de septiembre de 2020

La paradoja

Proclamar tu libertad desde una red. Mira mi foto, mira lo que como, mira lo que escucho, mira mi felicidad, mis compañías, mira lo que opino, mira qué comento y cómo, mira lo que pienso, mira, mira y mira. ¿Por qué? ¿Soy libre para enseñar o me han acostumbrado a ello? Qué clase de libertad obliga a una constante actualización, a emitir opinión sobre temas que jamás creímos que iban a importarnos, a dar nuestra aprobación a los 'mira-mira' de los demás. Atrapado en la red proclamo mi libertad. Soy esclavo porque quiero, soy esclavo por dinero, soy el libre esclavo del futuro moderno. Mira cómo me esclavizan, mira cómo me esclavizo, mira que libre soy cuando me encadeno. No puedo estar solo en ningún momento, por eso me esclavizo o, por lo menos, lo intento. Mira mi sonrisa como llora por dentro. Mira lo que leo, soy tan listo que he de publicarlo para el universo. Mira lo que escucho, es mi seña de identidad, la originalidad de donde provengo. Mira, mira, mira. Mira este pequeño infierno, se codea con otros y ninguno tiene remedio. Mira la libertad que me construyeron desde el sistema que me han impuesto. Sonríe para la foto, pues la tendrás que enseñar luego.

domingo, 20 de septiembre de 2020

La nada

Hoy soñé con Sócrates, justo en el instante en el que se percató de que no sabía nada. Vaya momento. Analizar tu existencia. hacer funcionar tu pensamiento y percatarte de que todo lo que sabes es tan insulso y tan enorme como la nada. Es tan grande ese momento que, al despertar, pude comprobar al pensar en todo lo que había vivido, en todo lo que había hecho, que solo se trataban de chorradas, que muy bien mi vida podría eliminarse y en el mundo no ocurriría nada, nada cambiaría. la importancia de nuestra existencia pierde sentido cuando pensamos seriamente en ella. Y, es curioso, cuando pienso seriamente en ella, veo mi existencia como una broma, no sé si del destino, de la naturaleza o de un supuesto creador. Y tal vez no solo mi existencia sino la de todos. Muchas bromas juntas fruto del sinsentido y del azar. Algunas bromas se afanan en cosas que no tienen gracia, pero una broma sin gracia ya no es una broma, es algo de mal gusto, algo que no debería haberse hecho. Por eso intento ser una broma divertida, una ilusión que sonríe cada día, algo banal, pura fantasía. E imagino que mi vida tiene sentido que, a lo mejor, pueda compartir la alegría que me encuentre, con suerte, a la vuelta de la esquina. Sócrates llegó a unas cotas muy elevadas de sabiduría y, sin embargo, no sabía nada. Hoy estamos llenos de datos y de información, mucha personas hablan de la generación mejor preparada, la tecnología nos acompaña, pero aquí, ahora, no hay nadie que no sepa nada, mejor dicho, nadie que sepa que no sabe nada. Y es como estar metido en una nube de insectos revoloteando nerviosos, todos dando sus datos, su información, pero sin saber que no saben nada, que lo que están haciendo no vale para nada.

Vocación de tratar de alcanzar algo que siempre se nos escapa

Eso es el amor. Se enciende, se apaga, huye, se disipa, brilla y, de repente, desparece de la mirada. Pero el amor, como muchas otras cosas, requiere tiempo. Si aparece y desaparece en muy poco tiempo, solo es deseo, tal vez antojo o capricho. El tiempo me ha dicho, a través de las experiencias de la vida, que si huye o desaparece, no hay que buscarlo o seguirlo, hay que dejarlo libre. Porque el amor es tan maravilloso que uno puede amar sin ser correspondido. Al principio no lograba entenderlo, pero lo fui descubriendo poco a poco. Amo la vida a pesar de que voy a morir un día, y no solo a pesar, sino también por eso. Amo la música que a veces me lleva al silencio. Amo a personas y busco la soledad. Porque el amor no es un gusto, ni un deseo. Uno no entiende porque ama a quien ama, solo ha de hacerlo. El amor me ha enseñado a cuidar y a vivir en el infierno. Porque el amor no es todo dicha, y requiere esfuerzo. El amor no son solo caricias y besos, son detalles, entendimiento, comprensión, soledad, lejanía, ausencia. El amor es más que ciencia, más que un te quiero. El amor es el llanto, la pérdida, el amor puede ser triste, pero a la postre alegra. Por eso amo al sol, y a la lluvia, y a la tormenta. Amo la dicha, y la indiferencia, amo tu cuerpo que me atormenta. Y si no alcanzas a quererme, y si te escapas, y si me olvidas, seguiré amándote. Y si me muero, seguiré amándote. Porque mi amor comienza, pero no termina, mi amor es más largo que la vida.

viernes, 18 de septiembre de 2020

Perderme en la poesía

Cada día pienso en las anécdotas aún no vividas contigo. Mi mente genera recuerdos aún no producidos, hechos no realizados que mi cabeza repite con una consistencia tan real y una coherencia tan verdadera que es a dónde el futuro nos lleva. Y me pierdo en tu poesía, cada día, porque lo imaginado por mí es tuyo, y vuelo como un ángel caído, planeando entre los versos, surfeando entre los sexos, me pierdo en la geografía de tu cuerpo, en esa hermosa isla donde buceo en tus pensamientos. Y a tu lado me veo capaz de crear la caricia infinita, de disfrutar de cada uno de tus poros y de tus sonrisas. Y si existe el cariño será porque nosotros lo construiremos como dos niños, con nuestros besos, nuestros paseos, nuestros juegos y nuestros guiños. A tu lado hablando, en silencio, despierto o dormido en tu pecho pero soñando siempre contigo. A tu lado, siempre a tu lado, disfrutando de tu amor, haciéndome mejor persona, volviéndonos niños. Y aunque estés en otro lado, estaré siempre a tu lado, y si lo piensas bien, me verás ahí buceando. Vivo, muerto, dormido o soñando, no importa el estado porque estaré siempre a tu lado. Y si se te ocurre un verso, un beso mío ira pegado. Cada día en tu respiración, generaré poesía, y ahí es donde voy a perderme, para ser tu propia vida.

jueves, 17 de septiembre de 2020

Silencio, alegría

El ritmo de la lluvia se acopla al de tus jadeos y tu sexo es la nube que descarga nuestros deseos ocultos. Ya no existe el tiempo. Los segundos se juntan en bloque en un minuto que no corre, de una hora petrificada, de un día sin noche porque ya no es día, sólo es lluvia, lluvia de mi alegría. Y tus ojos son el espejo de todos mis besos. Dicen que hay miradas que matan, pero yo no me lo creo. Entro en tu mirada como si fuera mi casa. El pensamiento me desnuda y no somos nosotros sino nuestros recuerdos los que sudan. Hay sonrisas que acarician. Tus jadeos se acoplan al ritmo de la lluvia y el amor hace los coros de esta versión acústica del placer. Hay recuerdos en la vida que no dejan de crecer, el pasado no termina porque vuelve a suceder. Y en cada gota de lluvia tu cuerpo seduce mi ser susurrándole al oído lo que somos, lo que fuimos y lo que debimos ser, pero entonces no supimos pues, inundados de placer, recorrimos infinitos estribillos, saltando estrellas, vagando por aventuras, propias y ajenas. Tú eres yo y yo soy tu vida. La lluvia limpió el deseo y el silencio trajo la alegría.

Preparándome para lo que aún no ha sucedido

¿Puedo? Tengo que hacerlo. La anticipación es esencial en la hoja de ruta de mi vida. Los erroress enseñan, por eso ahora debo anticiparme a ellos; no deben repetirse, otra vez no. Así que pongo música, relajante para mí, intrigante para otros. Voy aminorando el ritmo de mi respiración poco a poco. Me vacío de suspicacias y me concentro en el asunto. No inventar nunca la verdad sino encontrarla, me susurra una voz interior. Busca tiempo para meditar. Haz la siesta. Ejercita el pensamiento crítico. Lee, corre, anda, piensa, mira, observa, escucha, lee, lee. Leer es como un estribillo en esta preparación. También puedo escribir, quiero escribir. Leer lo escrito, corregirlo, anticiparme al fallo, e incluso preparar el error cuando convenga. Hacer que los errores sean útiles. Tal vez tenga algo que ver con lo que me decía mi madre, dale la vuelta a la tortilla cuando convenga, hijo mío. Qué razón tenía. Siempre. Y qué buenas sus tortillas. Era la reina dándole vueltas. Y yo soy su digno sucesor. Me dispongo a hacer una tortilla pensando en el asunto. No hay mejor preparación para lo que aún no ha sucedido.

lunes, 14 de septiembre de 2020

Ni un poro tuyo sin un beso mío

Toda tu piel vestida con mis caricias y divertidos susurros generándote sonrisas que alimentan el alma que mueve el motor de este inmenso amor que bombea el corazón por ti. Hoy no importa la distancia, ni siquiera la pandemia, hoy desaparece el ansia, hoy creé una nueva ciencia. Puedo verte, sentirte y tenerte, tanto despierto como dormido, puedo besarte desde la boca al ombligo, puedo pensarte a mi lado, puedo soñarme contigo. Y por eso mismo te digo, con el sabor de tu piel en mi boca, con tu olor perturbándome el sentido, ni un poro tuyo sin un beso mío. Las yemas de mis dedos generan tu presencia, y mientras las froto apareces como por encanto y con cada uno de mis besos genero un canto que nos envuelve, un halo de amor supremo, y un placer inusitado de sopetón me planta a tu lado. De nuestra mirada surge un te quiero que reverbera en nuestros cuerpos, tus poros besados por mí contactan con los mios besados por ti, aparece nuestro propio big bang, se expande nuestro amor. Y ya me siento mejor.

domingo, 13 de septiembre de 2020

Fecha de caducidad

Cierto vaho alcohólico tiznaba todas sus palabras, las ideas que contenían, las contradicciones palpables que tanto rechinaban en mis oídos. Luego aparecerían frases hechas, típicas y tópicas, las mismas que aperecen siempre en el discurso de los desmemoriados, en la gente sin argumentos, en esas personas que no quieren descubrir, ni que nadie les descubra, lo que verdaderamente están diciendo. Los optimistas recalcitrantes, los señores de la positividad, gente dispuesta solo a divertirse pero que casi siempre se aburre, han vuelto a invadir la sociedad, sobre todo las redes, en donde, no sé por qué, creen que es más sencillo mentir. Pero al estar la mentira tan normalizada, al habernos acostumbrado a difundir solo positividad edulcorada, sucedáneo de diversión, algunas veces somos conscientes del mar de falsedad donde nadamos y salta una chispa de enfado o de tristeza aburrida que nos aposenta en la realidad que disfrazamos con nuestras vacuas sonrisas de auto retrato. Y esa originalidad prefabricada se diluye en una conversación donde malinterpretamos todo lo que nos dicen porque solo oímos lo que llevamos un tiempo queriendo ocultar. La realidad a veces escuece, claro que sí, pero mucho más cuando no la quieres oír, y más todavía cuando crees oírla en todas las palabras, te digan lo que te digan. El problema del auto engaño, del optimismo perpetuo, de la sonrisa y el divertimento eternos es que tienen fecha de caducidad, y cuando eso ocurre nos estallan en la cara, una verdad a la que no estamos acostumbrados nos abofetea con palabras, con frases que, cualquier otro día, no nos dirían nada.

miércoles, 9 de septiembre de 2020

Una tarde

Dimitri se empeñó en desdoblar su sinfónía y mis oídos la reconstruían como un puzzle, durante toda la tarde, con intensidad y calma a la vez. Néstor dormía plácidamente debajo de la mesa, gimoteando en sueños perrunos. Acababa de sorber un mate mientras mis ojos brincaban en las novedades internáuticas. El sol no había aparecido en todo el día; alguien dijo que estaría buceando. De pronto, un amigo, un mensaje. Mi mente salió disparada a su encuentro. Últimamente mis viajes son todos atado a una silla. Recuerdo tardes cuando aún el sol no buceaba, cuando mis piernas libres andaban y los mensajes eran palabras tridimensionadas. Mi amigo me mira con los ojos cerrados, yo lo siento en silencio y las caricias son todas pensadas. Ya tengo media sinfonía construida, media tarde echada, buceo con el sol, y aquí no ha pasado nada. Mientras buceamos oigo sonidos de ballena, pero me acerco y se trata de Néstor: gimotea y yo buceo en su sueño. El sol brilla, abro la boca y trago un poco de agua que resulta ser yerba mate. La última pieza del puzzle estaba en mi mano. Acábalo, me dijo Shostakovich, pero guardé la pieza en el bolsillo donde había una gran nada.

domingo, 6 de septiembre de 2020

Esa incosificable espontaneidad espiritual del yo

Tal vez no haya una mejor definición para un ente, un ser fluido, con características cambiantes, de acciones futuras impredecibles, que no tener definición. Otros mundos que están en este y este solo tiene dos letras: yo. Casualmente las dos letras que compartimos todos. Todos somos yo. Y todos los yo echan la culpa a un tú o un él, o tal vez pluralizados, un vosotros o un ellos. Pero a pesar de eso, todos siguen siendo yo. Y cada cierto tiempo, a mí me pasa, supongo que a vosotros también, ¿no?, claro que sí, vosotros también sois yo, esa incosificable espontaneidad espiritual del yo aparece, y no deja de ser una espontaneidad espiritual compartida que, a su manera, busca la verdad individual y colectivamente a la vez. Por eso, a pesar de la competencia entre diferentes yo, nos sentimos identificados con los logros de otro, los hacemos nuestros y, también, aprendemos a criticarnos a nosotros mismos empezando por los demás. Y esa espontaneidad va saltando de uno a otro, pasando por todos; algunos la olvidan, otros la sienten varias veces, pero eso es otra historia.