lunes, 28 de septiembre de 2015

El paseo

Sentado en un banco de un paseo marítimo cualquiera comencé a andar por mis recuerdos como quien pasea por la vida. Creía que iba a ser largo así que me deshice de la prisa. El mar me sedujo y, cuando estaba a punto de pasar de un recuerdo a otro, di un paso asombroso y me quedé entre dos recuerdos. Era muy parecido al mar que estaba viendo, parecido también a la música que escuchaba, era un lugar extenso y tranquilo, donde la calma no reinaba porque era republicana. Yo creía estar dando pasos pero me deslizaba con la música. Mis piernas se movían creando notas y, en el camino recorrido, se grababa una melodía que acompañaba con gracia mi paseo. Los recuerdos laterales fueron ascendiendo hasta desaparecer. Sumido en esta zona entre recuerdos, en esta frontera del pensamiento, comprendí que había accedido al alma, a un mar inmenso y tranquilo donde la paz respiraba. Un viento de sonrisas sopló en mis mejillas. Cierto calor placentero me envolvía por entero, y no era el sol, eran besos maternos. Es la magia de las madres, que sus besos son eternos, y permanecen para siempre en el alma, en la misma zona donde habita el niño interno. Di unas notas más, o pasos, o deslizamientos, sonrisas ante mi rostro, el mundo estaba contento. La música paró, se hizo el silencio y de importancia se llenó el evento que, ahora, es un nuevo recuerdo. Me levanté, dejé el banco, el paseo marítimo, el mar y el viento.

sábado, 26 de septiembre de 2015

Chapuzón

Me quité el estrés, la prisa y la ropa. Me tumbé en la hamaca de mi vida donde los pensamientos de la angustiosa rutina se derretían. Y me sumergí en un lento pero constante chapuzón de sol, donde mis poros empezaron a recordar el calor de otras épocas. Sin moverme de esta hamaca mágica, visité playas de la infancia, donde había balones de recuerdos, juegos de arena y amores de sal y agua. El calor apretaba y tus brazos soñados rodearon mi hamaca. Notaba tu cálido abrazo y cada gota de sudor estallaba recreando con todos sus detalles cada uno de tus besos por todo mi cuerpo que flotaba entre nubes de caricias y, desde el cielo, veía nuestras sonrisas entrelazadas en la hamaca. Como plumas caímos zigzagueando hasta el agua, buceando en nuestro amor, nadando en nuestras almas. Chapuzón de sol, chapuzón de agua, chapuzón de amor. Y desperté abrazado a esta hamaca mágica, y tenía tus manos en mi espalda y tus labios, como el mar, hacían olas de besos en mi cuello, derramando su espuma en mis labios. Chapuzón de amor soñado que esta hamaca mágica, una vez despierto, ha hecho realidad a tu lado.

lunes, 21 de septiembre de 2015

Baños de silencio

Es increíble la de cosas que se oyen en silencio. Primero hay unos instantes en los que parece diluirse todo sonido, pero en seguida te das cuenta que aún retumban los sonidos que acabas de escuchar. Es entonces cuando los pensamientos mudos adquieren voz. Comienza una pequeña discusión entre ellos hasta que el pensamiento dominante impone silencio; silencio dentro del silencio, para poder oírse, para poder pensarse a sí mismo. Sigues escuchando, y percibes los chorros de silencio recorriendo tu piel, es el primer chapuzón de silencio después del ligero goteo anterior. Imperceptiblemente, casi sin poder decir cómo, se van acercando varios recuerdos que, de alguna manera, irrumpen en el baño de silencio, y son como pequeños rayos de sol intentando secar tu húmedo rostro de silencio. Caminas con tus recuerdos por las llanuras desérticas del pensamiento. Y en tu rostro se escriben los sentimientos con ligeras muecas y pequeños gestos: leves sonrisas, pequeñas contracciones de ojos que agudizan la atención para enfocarse mejor en el recuerdo, y varias lágrimas de autentico silencio surcando las mejillas al paso más lento. Lloras silencio, sudas silencio, llueve silencio. Es un asombroso baño externo e interno. Crees oír el crujir de tus poros abriéndose, oyes soplar el viento del recuerdo, en tu cabeza, y también fuera de ella, se mezclan sonidos mudos de fantasía. Conversaciones que imaginaste, frases que nunca escribiste, voces que no existieron ahora te cuentan un chiste. Y puedes ver, con los ojos cerrados, como una risa silenciosa se incorpora a este increíble baño de silencio que ahora tomas.

sábado, 19 de septiembre de 2015

El columpio

Hoy me acuerdo de todas las veces que me subí a un columpio, de esa libertad voladora, de los sueños que inspira, de las alegrías que provoca. De niño creía que aunque saliera disparado el columpio por esa fuerza loca, siempre habría unos brazos para sostenerme, que volaría por el aire contemplando el mundo, planeando igual que un pájaro, saboreando las nubes con mis labios, y que aterrizaría en unos cómodos brazos que me recibirían con un cálido abrazo. Ahora, ya mayor, sé que esos brazos imaginados son los tuyos mi amor. El columpio de la vida me llevará hasta ti, y, después de tanto vaivén desaforado, acabaré a tu lado y, con la inercia del movimiento aún en mí, bailaré contigo un rato, celebrando este encuentro miles de veces imaginado, seguirá el vaivén pero ahora entre tus brazos estrechado, seguirá el columpio moviéndose en el corazón, seguirá moviéndose cada vez que mis labios rocen tus labios.

miércoles, 16 de septiembre de 2015

Un alma sin conflictos

Es mi deseo encontrar. Y aunque la duda sea mi compañera de viaje o tan sólo parte de mi equipaje, he dejado de buscar la libertad entre los humanos para buscarla en mi interior, con el pensamiento y tal vez también con las manos. Deseo un alma sin conflictos, libre, un alma que en su origen fueron dos, dos almas conflictivas que luchaban con el día a día, que se aventuraban a la búsqueda que les incitó la vida. Dos partes de un mismo camino que se encuentran y conforman su destino. Un alma sin conflictos que ama por experiencia, por puro conocimiento y no porque le da la gana. Porque a esta alma sin conflictos ni la muerte ni la gana le mandan, y si la duda le acompaña es porque su sabiduría aumenta y a su vida no le daña.

martes, 15 de septiembre de 2015

Puede

Que las metas que me he marcado no sean las correctas. Puede que el amor con el que sueño no exista. Puede que los sueños que me activan cada día no sean más que fantasías. Pero también puede ser que las metas que me he marcado requieran voluntad, constancia y tiempo. Que el amor con el que sueño aún no tenga dueño, que aún no haya despertado, por eso tal vez no está a mi lado. Que los sueños que me inspiran requieran más valentía para poder atravesar la frontera hacia la realidad, llamar a mi puerta y decirme que, aunque la verdad cuesta, que aunque la esperanza es alargada y que aunque de ilusiones están llenos los corazones, los sueños bien gestados siempre alcanzan la meta del que los ha soñado. Puede que mi amor soñado, un día, durante un paseo de rutina, me diga al oído que la vida no se construye de triunfos sino de sencillas alegrías.

domingo, 13 de septiembre de 2015

Repanchingado

Quiero estar. Y hacer así unas vacaciones de mis vacaciones. Dejar de andar para ver y tumbarme, repanchingado, para soñar. Tumbarme a la bartola, espatarrarme, tener unos instantes de vida exclusivamente para respirar pausadamente, ni siquiera meditar, solo estar. Repanchingado. Solo o a tu lado. Me da igual, lo importante es estar tirado, con los brazos abiertos, nunca cruzados, con el cielo como techo, y aromas de verano jugando con mis manos. Y hacer unas vacaciones de mis vacaciones, y olvidarme de las exposiciones y los teatros, desintegrar los horarios, parar el tiempo, y volverme un ermitaño, o si no, mejor un vago. Repanchingado, sin pensar, sin leer, aletargadamente amando, en un mundo reposado, sin bocinas, sin sonidos chirriantes, con una música de fondo que incita a estar repanchingado.

miércoles, 9 de septiembre de 2015

Contemplo

Sentado en el banco de un paseo como la vida se compone de instantes. Contemplo como los instantes fluctúan hacia ambos lados. Unos me miran, otros no me ven. Unos caminan, otros corren. Empieza a soplar una ligera brisa agradecida. Un instante que contemplo se para, me mira y sonríe. Entre los dos formamos un nuevo instante que, a través de la mirada, sonríe si pensar en nada, un casual encuentro feliz sin importancia colectiva. Contemplo como el instante se acerca, se sienta en el banco, justo a mi lado, construye un beso, me lo da de regalo; correspondo con un abrazo que tenía guardado por si acaso. Las sonrisas se han quedado a vivir en nuestros labios. Contemplamos los dos como otros instantes caminan y corren de lado a lado. Sentados en el banco de un paseo, con nuestras manos hechas un lazo, contemplamos como los instantes de vida, poco a poco, se van juntando.

domingo, 6 de septiembre de 2015

Ya no siento lo mismo

La muerte no me afecta de la misma manera que antes. Hoy, por ejemplo, ha muerto un amigo pero no he sentido ese sufrimiento egoísta, no he sentido dolor por quedarme sin él en el mundo. La primera reacción ha sido sorpresa. Pero al enterarme de la noticia veía una foto suya sonriendo. Los recuerdos con él volvieron a mí, se hicieron presentes, por unos instantes, seguí siendo feliz con él. Y entonces pensé en la muerte. La muerte que tanto me aturdía, que tanto miedo me dio, que tantas lágrimas y dolor me produjo, ya no podía alterar el presente de la misma forma. Ya no siento lo mismo cuando la muerte aparece. El proceso para asimilarla se ha condensado en el tiempo; el dolor que producía su aparición ha menguado. Y hoy, al enterarme de la muerte de mi amigo, me preguntaba por qué. Porque el amor es más fuerte que la muerte. Porque lo mejor de las vidas amigas permanece en el corazón. Porque la bondad de los muertos sigue siempre viva, y su amor nunca termina.