viernes, 28 de enero de 2022

Palingenesia

Algo estaba ocurriendo. Me había sumergido en mares de tranquilidad y pequeñas tormentas de realidad me sacaron de ellos. Un ímpetu interno, de manera espontánea, recorrió todo mi cuerpo. Ahora soy otro, me decía, no me reconozco; ahora soy otro, tal vez ese otro que fui, ese que escondí en el cajón de recuerdos olvidados, aparece ahora gracias a la palingenesia que tu amor me ha provocado. Tu cariño ha sido la chispa de mi renacer. Tus miradas, tus gestos, tu dulzura, han dado vida a ese yo que dormía, eso yo aletargado que ahora ha despertado a una nueva vida. Un ser renovado, renacido, repleto de vida y armonía. Un ser que se puede decir que has creado con tu sencillez y tu alegría porque con tu luz me has devuelto la vida. Con tus palabras me alimento a diario, tus sencillas frases me dan la energía que me ha transformado, que me ha dado esta nueva vida. El amor se expande con el brillo de cada una de tus miradas y llega hasta mi en pequeñas porciones, en chiribitas coloreadas. Luego sueño tu rostro, visto tu piel, amo tus palabras, retozo en tu calma, me agito en tus huesos, beso tu alma. Palingenesia me digo, pero es solo tu amor el que me ha hecho renacido. Palingenesia suspiro, y ya solo quiero estar contigo.

miércoles, 12 de enero de 2022

Sentirte en todas las cosas

No sabía qué me estaba pasando, porque las flores me sonreían con esa estupenda danza provocada por la musica del viento, porque esa brisa húmeda traía a mi mente el deseo de tu cuerpo y al deslizarse las gotas por mi rostro notaba el tacto de tus dedos. El sol se colaba por mi piel desnudando cada uno de mis poros para ti. No sabía por qué pero todo me hacía sentir bien. Mi mente recordaba la banda sonora de mi vida y los pájaros desde los árboles la repetían. En todos los rostros que me cruzaba podía ver tu mirada como me seducía, volando de cara en cara, dando saltos por la humanidad cercana que me rodeaba. Qué está ocurriendo, me preguntaba. Qué es este embrujo, dulce hechizo que me deleita, de dónde sale esta magia que me hace sentirte a través de todas las cosas. Y a quién le importa mi amor si ahora eres todo mi mundo o más bien el mundo es todo tú. El viento sopla con tus susurros, la lluvia moja como tu lengua y como tus manos el sol me calienta. Sentirte en todas las cosas es el sueño que vivo para suplir tus ausencias. Y es precioso, es puro gozo, es la armonía que el amor ha puesto en mi vida y también es tu alegría, que es la mía.

lunes, 10 de enero de 2022

La soledad que incita al viaje

Siempre es la misma soledad. Mi corazón se aposenta en la silla mientras la música me hace cosquillas. Noto a cien mil seres diminutos recorriendo mi piel y me recuerdan a una de tus caricias. Hace unos instantes estaba leyendo, en casa, con las zapatillas de siempre, sí, esas que tienen la forma exacta de mis pies, solo, con música de fondo. Ahora estoy en pleno viaje, la música me eleva y me lleva como una cinta transportadora. Si miro hacia abajo veo las notas sonando bajo mis pies descalzos y, no sé por qué, me hace gracia. Siempre sonrío al principio de todos mis viajes; es uno de los signos de mi predisposición a la aventura. Una brisa de letras me abanica. No entiendo muy bien qué dicen porque todavía son palabras revueltas, letras en un remolino de sensaciones que hacen que me mueva con un ligero contoneo. Ya he adquirido velocidad de crucero y algunas palabras se recomponen, se acicalan, mesan sus cabellos, recolocan sus bigotes, peinan sus barbas con los dedos de mis pensamientos. Veo dos o tres recuerdos haciendo dedo, les hago un gesto, se acercan y los vivo como si fueran presente. Uno lo conservo idéntico, pero al otro lo modifico como si fuera un texto que corrijo. Así está más bello, pienso. Jugamos a las cartas, también a los chinos, nos contamos anécdotas, hay tiempo para todo, el viaje va a ser largo, dice uno de ellos. Imagino varios destinos, pienso un rato en cuál podría ser el idóneo. No me decido. Llaman a la puerta, suena el teléfono, ladra el perro.

domingo, 9 de enero de 2022

No quiero engañarte

No quiero ser un tópico internáutico, un amigo en la red, que acabemos hablando de la actualidad impuesta, que nuestra opinión sea consensuada. No, no quiero quedarme siempre en la fachada de las cosas, quiero traspasarlas, profundizar. Y tanto si nos comunicamos por la red como si te tengo delante no voy a engañarte porque he decidido que es mucho mejor amarte. Sé que para el amor no hay distancias aunque supongan un gran escollo, una más que presumible realidad. Y como ya he dicho varias veces que no quiero engañarte, te diré que no todo va a salir bien, que sufriremos, que nuestro amor se resquebrajará, pero también has de saber que es como ese pájaro al que llaman fénix, y hay que darle un tiempo para que renazca, porque todos los charcos de lágrimas son secados por una sonrisa. La conquista de la felicidad es como acceder a la cima de una montaña sin brazos ni piernas. Cómo es posible, pensarás. No quiero engañarte, solo es posible llegar si te acompaña quien te ama de verdad. No hay otra forma. Es difícil, requiere esfuerzo, un desapego del yo al que no estamos acostumbrados, pero la satisfacción posterior es tan grande que hace que la vida valga la pena y, en esta caso, también la dicha, la dicha plena.

jueves, 6 de enero de 2022

La potencia de la palabra

Retorcer las palabras, exprimirlas; sí, pero solo para limparlas. Luego hay que estirarlas y tenderlas bien extendidas. Así veremos su pureza, su valía, su potencia. Siempre se ha dicho que una imagen vale más que mil palabras ¿pero es eso cierto? No lo creo. Un te quiero que son dos palabras son un mundo entero de imágenes vivas. Las palabras bien dichas generan imágenes orgánicas, producen sueños, transforman ilusiones en momentos sólidos, palpables. Y las palabras no dichas son las miradas que subyugan, es tu aliento que me envuelve, y aún sin tenerte cerca, lo siento, su calor roza mi piel como un cálido viento, cierto escalofrío placentero recorre mi cuerpo, y tu amor, hecho brisa marina, hasta mi se arrima en el momento que recuerdo tu te quiero mañanero. ¿Pero cuáles son la palabras bien dichas? Las sentidas, las que salen por la boca pero dice el corazón, las que brillan en los ojos de una mirada intensa, las no dichas en un silencio compartido y hermoso que esperan su momento idóneo para brotar, para abrirse como una flor al sol, las que construyen mi vida cada día, las que sueño en los instantes de alegría. La potencia de la palabra la descubrí un día con un mago que escribía. Lo leí y salió el sol en mi vida.

domingo, 2 de enero de 2022

A veces, las circunstancias

Te están diciendo que no has amado lo suficiente, que no le has dado toda la importancia debida al amor, que en tu vida diaria pasaba desapercibido porque creías que en cuaquier momento podría estar ahí, podrías conseguirlo, buscarlo. Pero, de repente, unas circunstancias extremas aparecen. Crees que van a durar poco tiempo, pero, sin embargo, se extienden en él. Y, como se suele decir, cuando careces de algo, es cuando te das cuenta de cuanto lo necesitas. Estás desorientado, quieres y no puedes, pero sin dejar de resistirte a la nueva situación, te vas acomodando, aclimatando, entre queja y queja las nuevas costumbres van tomando forma, haciéndose un hueco. Y mientras los cambios se van aposentando, a veces, las circunstancias deciden enseñarte cómo puedes seguir amando. Los pequeños detalles de antaño, tras varias mutaciones, vuelven a aparecer reconvertidos. Las palabras han adquirido intensidad, las miradas, solidez; las distancias se reducen a golpe de tecla y la vida virtual empieza a parecer natural. Las frases se bañan en cariño, se reparten con dulzura y, tras una pequeña conversación, el alma supura deleite, cierta viscosidad placentera nos envuelve. A veces, las circunstancias nos insinúan el amor en los nuevos actos cotidianos, nos abren los ojos y el corazón, y, de una u otra forma, nos hacen querer al ser humano.