sábado, 22 de octubre de 2011

Sí claro...

Como Chucho afirma en una de sus canciones, no estoy creando, estoy descubriendo. Mi habitación está llena de conocimientos, recuerdos y una personalidad que he de ir transmitiendo al resto de habitaciones anquilosadas en un quiero y no puedo, o no sé porque no me acuerdo. Veo que estoy tumbado en la cama, las paredes se desvanecen con un parpadeo y despego. Siento decirlo así, pero así es como lo siento: es la hostia. Floto en una inmensidad de la materia que nos compone: nada. Y veo lo que siempre nos estamos ocultando: la verdad. Es profundamente jodida, pero si sabe sobrellevar, aporta sólo beneficios. Se me ocurre mirar hacia abajo y veo habitaciones de gente afín, a fin de cuentas, no podía ser de otra manera. Los que pueden verme me miran con envidia, el hecho de ir más arriba, no sé por qué, les desorienta y reconcome. La cantidad es lo que prima. Tener más, de lo que sea, pero que sea material, vendible por supuesto, y por el nuestro. Dejo de mirar y las paredes se reconstruyen como los pedos, como si nada hubiera ocurrido, peo dejando un tufillo a no sé qué. Estoy creando, luego os digo el qué.

sábado, 8 de octubre de 2011

La alquimia en tus manos

Aprovecha la oferta del día: recolecta tus deseos, los verdaderos, los importantes, los que darías la vida por ellos o que por lo menos lo dices aunque no sea cierto. Ponlos delante de ti, mírate en un espejo, pero no pienses que no puedes, que es tarde o que eres viejo, mírate a los ojos, mira dentro de ellos y no dejes de pensar en tus deseos. Estas a punto de entrar en fantasía, pero sólo es un reflejo, es el sueño, el anhelo, la fantasía lo que está invadiendo tu realidad. Pon todos tus esfuerzos, tu amor y tu consuelo rodeando esos deseos. Lánzate a su consecución, proyéctate hacia ellos, con el esfuerzo de la hormiga, de poco en poco, de miga en miga, acumula conocimiento, técnica o lo que te haga falta y, el día menos pensado, verás tu deseo realizado. Ahora mira tus manos, están llenas de futuro. Haz que tu corazón lo transforme en presente y tu cabeza en pasado, en recuerdos que contar, anécdotas que compartir. El amor que has recibido pronto habrá que repartir.
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