domingo, 29 de enero de 2012

Buscando una contestación de casualidad

Aunque a veces me domina el corazón, la mayoría de veces lleva las riendas el cerebro. Pero aunque sea la mayoría de veces, no quiere decir que sean las más importantes. No sé dónde leí que las decisiones importantes, los humanos, no solemos pensarlas como se merecen. Entonces, una temprana conclusión de todo esto, es que me gobierna un casualidad divina o mágica, añádase el calificativo que se prefiera, lo gracioso es que siempre será casualidad. El mundo está lleno de ellas. Busco una casualidad amiga que quiera compartir su vida con mi casualidad. Es un anuncio que he puesto en el periódico. Sería una casualidad que alguien contestara, no, será una casualidad quien conteste.

viernes, 27 de enero de 2012

En la palma de mi mano

Sintiendo que mi amor estaba lejos y que mi corazón tenía prisa, respiré hondo y pensé que, por qué no, todo podía ser posible, al menos una vez. Miré mi mano cerrada formando un puño que se abría lentamente y, en la palma de mi mano, justo delante de mí, estaba el mundo.Y dentro del mundo mi amor, a escasos centímetros de mis labios, podía sentir su olor, paladear su sabor, acariciar sus mejillas, besar sus párpados, lamer sus orejas, entrelazar nuestros cuerpos en un abrazo de mil caricias. En la palma de mi mano, el mundo, y, en sus labios, el paraíso.
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domingo, 22 de enero de 2012

Quiero ver flores

Mi madre estaba en la cama, como siempre; llevaba ahí más de nueve años porque no podía andar, retenida por su artritis y su artrosis y una lesión de rodilla y, tal vez también, por la edad. Entré en su habitación con ganas de alegrarle la vida, como había hecho ella siempre conmigo. Y le pregunté cuál era su mayor deseo. Ella contestó sin dudarlo: Quiero ver flores. Fue el último deseo de mi madre. Ver flores a través de su ventana. Atrapada en su cuerpo, atrapado en su habitación, el infinito en el mundo de mi madre, su vía de escape, era la ventana y, como no, había que añadir algo de colorido. Compré geranios de diferentes colores, aún los tengo, y volvió a aparecer la sonrisa en su rostro a pesar de los dolores que la atosigaban. Y viendo su rostro lleno de felicidad, aprendí en ese instante que lo más importante en la vida es el amor que se infunde en los actos que se realizan, que las cosas más pequeñas, como ver flores, son las maravillas más grandes, que si mi madre era feliz viendo flores yo era más feliz viendo a mi madre ver flores. Y, desde que dejó su cama, desde que dejó la vida, desde que dejó la tierra y el mundo, cada vez que veo flores veo también a mi madre y mi corazón estalla de felicidad; en cada pétalo veo una sonrisa suya, en cada flor siento sus caricias y sus mimos. Por eso tienen esos colores tan vivos, porque mi madre los realza con su alma.
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domingo, 15 de enero de 2012

Muñecas rusas

Una dentro de otra. Somos como las Matrioskas, almas perdidas en un mundo extraño, transportadas por nuestros cuerpos, nuestros particulares Matrioskas. Así que ando con mi muñeco ruso de acá para allá. A este muñeco ruso mío le llaman Jorge y es de Zaragoza. Un muñeco ruso de Zaragoza; casi casi parece vasco este muñeco, porque aunque es ruso, es de donde quiere ser. Y va por un mundo, ahora globalizado, no sé por qué, al que llaman globo terráqueo. Y ya tenemos un muñeco con alma y un globo con tierra, ahora habrá que averiguar dónde pusieron la feria y disfrutar con alegría, reconocer a otras almas y jugar con sus muñecos rusos de donde quieran que sean, e intentar que no reviente el globo, porque sino esta feria se transformaría en mierda.

domingo, 8 de enero de 2012

Tener las cosas claras

Lo que se dice tener las cosas claras jamás las he tenido. Siempre he estado lleno de dudas. Mi nacimiento fue un constante titubeo, que salgo, que sí, que no, que mira, que voy, no sé, y si me quedo dentro... alguien tiro de mi cabeza y, acto seguido, me dieron un cachete en el culo. Tal vez por eso sea así. No sé si querían echarme de dentro o es que me querían fuera, si fue un cachete o una caricia de un hombre enfermo que a la vez era doctor. Dudas por toda partes. Pero dudar es vivir, por eso desde que vivo dudo. Soy un ávido lector, y leo en un libro de Don DeLillo que dudar es más interesante que actuar, que para dudar hace falta más valor. Creo que tiene razón, cuando uno tiene las cosas claras parece que no cambia nunca, pero, dudando, uno se esfuerza más, busca, lee, intuye que hay algo mejor por ahí esperándole, tal vez, con los brazos abiertos, e incluso con las piernas, por qué no, pues no sé, porque lo dudo también, pero podría ser. Y qué hacer con tantas dudas, un libro de ellas, un gran álbum con la historia de mis dudas, cuántos recuerdos dubitativos todos, ay, si no fuera por..., pero un momento, no sé. Duda, duda, duda tú, duda yo, duda en mí y yo dudaré por ti.

sábado, 7 de enero de 2012

Nuevas maneras de estar en nuestra propia piel

Es lo que estoy buscando. Ser yo mismo pero de otra forma. Salir a la calle siendo el de siempre, pero volver nuevo. Con el ánimo cambiado, con los hábitos transplantados. Levantarme serio y acostarme con una sonrisa en los labios. Y, soñando que estoy despierto, juego a la petanca con los muertos. Y les pregunto ¿qué hacéis aquí queridos muertos? Nuevas maneras de estar en nuestra propia piel, amigo nuestro, me contestan. Pero tú no tengas miedo. Me ganan la partida y se tiran unos pedos; joder con los muertos. Me despierto con cierto olor nauseabundo y me tiro el último pedo que yo creo que es el primero. Me levanto, me ducho y, mientras me seco, veo una nota en el escritorio: es lo que estabas buscando. Firmado, tus muertos. La revancha en el siguiente sueño.