martes, 26 de abril de 2022

Lo mejor aún está por llegar

El amor llama a las puertas de mi corazón sin preguntar y la vida me da un vuelco. Ya no soy el mismo, de mi cotidianidad ha cambiado el mecanismo, unos ratos estoy feliz y otros me siento vulnerable. Así es el amor que hace sufrir de una manera amable. Mis sueños se llenan de amor, de mi amor físicamente inalcanzable, pero sé que lo mejor aún está por llegar. Algo me susurra al oído que la distancia se diluirá y mi amor adquirirá corporeidad, a mi lado, junto a mí y, justo en ese momento, mi corazón se acelerará, pero se sentirá gratificado por unas manos de cariño que sueño desde que era niño y, ahora, ya de mayor, me hacen sentir mejor. El contacto de tu tacto, amor, produce un cosquilleo en mi piel, me procura el justo calor que desborda mi placer, y ya no sé que hacer sin él, sin tu tacto, sin tus manos, porque son tus caricias las que visten mi piel, y ya no me siento desnudo sino puro, vestido de puro amor, con la fragancia de tu calor, y el alimento de tus besos, dónde iba a estar mejor. Desnudo entre tus dedos, abrazado a tu cuerpo pero sintiendo tu alma, ya no hay distancia, ni siquiera entre nuestros cuerpos, que se contonean y gimen al unísono, tus poros juntos a los míos, pegados como pequeñas ventosas de amor placenteras, nuestros sudores se mezclan, pero lo mejor, siempre, aún está por llegar. Toda la vida a tu lado quiero estar, ya no hay otra forma de vivir, ni sentido para mi existir, tú eres amor mío el aire de mis pulmones, el ritmo de mi corazón, mi alma completada, tu eres mi todo y yo, sin ti, no soy nada.

jueves, 14 de abril de 2022

Cada amor es único

Aunque siempre que se ama hay ciertos parecidos, cada amor es único. Porque el amor está en los pequeños detalles y cada amor requiere unos diferentes. Por eso, siempre que amo mi corazón arde; unas veces está incandescente, otras arde progresivamente, a veces, de forma intermitente, otras es como esas cafeteras que mantienen el calor justo, listo para tomar, para degustar el amor en cualquier lugar y en cualquier instante. No es que al amor haya que mirarlo de frente, ni en escorzo o de lado, solamente hay que reinventarlo. Cada amor es único porque cada amor es nuevo, un amor en un presente distinto, a una edad diferente, con circunstancias cambiantes en variopintos ambientes. Sí, cada amor es único, como única es la mente y uno el corazón que todo el amor hiere. Porque no hay amor sin dolor, ese es el calor que lo forja. Pero también con amor todo osbtáculo puede salvarse. La distancia, sin ir más lejos, o más bien, estando muy lejos. Cómo superar los miles de kilómetros que me separan de mi amor único. Ya lo dije, reinventando. Y en la imaginación construyo unas burbujas gigantes, que paralizan el tiempo, increíblemente resistentes a pesar de sus materiales frágiles, hechas de sueños, barnizadas de deseos, con pequeñas ventanas de complejos extirpados, y un motor de fuerza y voluntad eternas. Me introduzco en la más pequeña, y luego en otra más grande, una y otra vez, como esa muñecas idénticas que se van encogiendo cada vez que las abres pero al revés. Y el combustible es la propia distancia, cuanto más lejos está el amor más rápido avanza. Sé que estoy cerca porque mi corazón se acelera, la alegría brota de mis poros, el sabor de mi amor está ya en mi paladar, su esencia me envuelve, sus caricias me calman, sus besos me encienden y la burbuja estalla. Aparezco en sus brazos, aprieto con dulzura, un abrazo que aún perdura. No voy a soltarte nunca, le digo. Y este millón de besos que te doy es solo el principio, me susurra al oído.

lunes, 11 de abril de 2022

El propósito

Hoy pensaba en el mío. No es uno cualquiera, de esos que se tienen a primeros de año, pequeños propósitos o tal vez grandes propósitos de pequeños cambios como dejar de fumar, hacer deporte o comer más sano. Se trata del propósito con mayúsculas, del único e inimitable, pues creo que hasta hoy nadie tuvo uno así. Mi propósito es amar como nadie lo ha hecho, amar en lo cotidiano, amar en los pequeños detalles, hacer que el amor se expanda por el universo, provocar que los demás imiten mi propósito, hacer que este enorme propósito se generalice. Esa será mi contribución para dejar un mundo mejor. Poner amor en las cosas más insulsas, en esas leves acciones que hacemos casi sin pensar y también en esas en las que no creíamos que fuera necesario para nada el amor. Impregnar de amor todo pensamiento, cualquier movimiento, incluso un parpadeo. Rociar de amor cada segundo, como si fuera el ultimo segundo del universo. Untar de amor la prosa y también el verso, cada palabra, cada silencio. Generar amor en cada argumento. Que las miradas destilen amor y también cualquier gesto. No es tarea fácil pues es un propósito inmenso. Pero no importa porque el amor es poderoso. Y cada pequeño detalle hecho con amor irá salpicando al siguiente, como en una cadena imparable. El amor irá en progreso y expansión. El amor es más fuerte que la muerte y mi propósito perdurará eternamente.

viernes, 8 de abril de 2022

La magia de lo cotidiano

Quién iba a pensar que hubiera magia allí, aunque, si lo piensas bien, es el mejor sitio para estar. Descubrir la magia de lo cotidiano es rozar la inmortalidad. En el día a día, lo que la mayoría ve es la rutina, nuestros hábitos casi mecánicos, nuestra vida y acciones hechos casi sin pensar, de tan habituales que son. Pero la rutina es una capa que lo impregna todo, es solo apariencia, el envoltorio de la realidad que, si sabemos desprenderlo, si sabemos abrir el regalo de la cotidianidad que nos proporciona la vida, podremos percibir la efervescencia de la magia cotidiana. Vemos como borbotean las pequeñas alegrías diluidas en instantes felices que se eternizan en la mente, esos momentos mágicos donde el tiempo no existe o, si existe, está durmiendo plácidamente para que podamos conocernos a nosotros mismos, tal vez la principal tarea de nuestras vidas aunque también la más olvidada. La magia de lo cotidiano está en una sonrisa que se te regala al azar, cuando crees que nadie mira y ayudas a un pájaro herido, cuando alguien valora una de tus acciones en la rutina diaria que normalmente pasa desapercibida para casi todos, cuando un niño grita tu nombre y se alegra de verte y saludarte, cuando un perro se contonea de felicidad en tu presencia. La magia de lo cotidiano es ese rayo de sol que hace que prestes atención a lo importante. La magia de lo cotidiano es verte mientras te sueño, es amarte sin verte, es tocarte en la distancia.

lunes, 4 de abril de 2022

La lectura

Creía que iba a ser un día como los demás, de apacible lectura y, al principio, así fue. Me aposenté en el sofá, abrí el libro y comencé a leer. Todo pareceía en calma. Iba pasando páginas y la historia seguía tranquila. Me subí las gafas, suspiré cómodamente y reemprendí el camino entre las letras. Un timbrazo estalló en medio de la habitación como una bomba. Di un respingo y me levanté, dejando el dedo índice en el interior del libro, y me dispuse a descubrir quién era el protagonista de tamaña interrupción. Al llegar a la puerta acerqué el ojo a la mirilla. No había nadie. Habrá sido algún bromista, algún crío o alguien que se ha equivocado, pensé. Volví al sofá, me senté, con los pulgares abrí el libro y saqué el dedo índice de su interior y, cuando me disponía a reemprender la lectura, la ventana se abrío de golpe, la pequeña cortina se elevó hasta el techo, ondulante, como una ola en un día de tormenta, las páginas del libro se contagiaron del mismo baile salvaje. Intenté poner el dedo índice otra vez en el interior del libro para no perder la página donde estaba leyendo. Lo puse, pero fue demasidado tarde, lo puse en otra página. Me levanté y cerré la ventana. Abrí otra vez el libro y me percaté de que no era la misma página. No sé por qué leía la primera frase de un párrafo que tenía una pequeña marca o señal, como un asterisco con una pequeña flecha, aunque tambien podría ser solo un tachón involuntario. No te pares ahora que has llegado hasta aquí. Si se vuelve abrir la ventana, no la cierres, deja que entre el aire, intenta ser parte de él, busca la ráfaga de viento propicia y súbete a ella. Fluye, sal al mundo, déjate llevar. Y eso hice. Ahora era aire. Salí por la ventana y atravesé varias nubes. El cielo me inundó de azul. No sentía frío, era como ir flotando en una enorme caricia. Lo que en principio creí una ligerísima brisa, eran como pequeñas burbujas de aire estallando en mi piel, pero tampoco burbujas, pues era una sensación agradable y placentera, eran pequeños besos estampándose en mi piel. Cerré los ojos. Me notaba desnudo pero mi temperatura había ascendido. Cómo era posible que entre las nubes y lanzado al aire por una ráfaga de viento sintiera este calor familiar. Abrí los ojos. Cerré el libro y ahí estaba tu rostro, a escasos dos dedos del mío y, nuestros labios construyendo un increíble beso que puso fin a la lectura.