Las palabras que te dedico

No son solo palabras. Están pronunciadas y escritas con la sensibilidad que me caracteriza. Intento buscar siempre las más apropiadas y, como sé que el lenguaje se respira, elijo las palabras más puras, pero también las más bonitas porque el lenguaje también se vive. Quiero que vivas lo mejor mi amor, que contemples el paisaje más lindo, que la caricia que te dé, aunque solo sea con palabras, sea la más dulce y tierna jamás dada, que, cuando me oigas o me leas, sientas las yemas de mis dedos deslizándose suavemente por tu piel y que, un pequeño escalofrío placentero, te recorra de súbito y tus pelos se ericen, que no puedas evitar dejar escapar un leve jadeo y que, al respirar, percibas mi aliento tan cerca que quieras besar mis labios que, estarán tan cerca, que brotarán de una de las palabras para aposentarse en los tuyos. Luego pensarás en mis palabras y seguirás notando mis manos en tu cuerpo que alcanzará la temperatura perfecta para hacer el amor. Y sí, lo haremos. Me seguirás leyendo en silencio, desnudos como dos versos incompletos, entrelazaremos nuestros cuerpos y llenaremos la habitación de besos. La ventana cederá y saldremos flotando en una nube de nuestros porpios besos. Un jadeo musical nos acompaña, es el estribillo de nuestro placer intenso. Como dos niños nadamos por el cielo; jugamos, sonreímos, y nuestro amor se hace eterno.

Dices que exagero

Cuando te digo que eres maravilloso, pero, no sé si sabes, que, desde que te conozco, he aprendido el concepto de amor sincero. Dices que exagero por decir que eres el ser más hermoso, pero ahora, en este mismo momento, para mí, para mi corazón, para mi pensamiento y mi imaginación no hay nadie más hermoso que tú. Hay personas que me dicen que confundo deseo y amor, y no es cierto. A medida que te voy conociendo, el deseo se estabiliza pero el amor crece. Conozco cada uno de tus gestos, puedo ver en ellos lo que nadie ve, y eso por qué, sólo porque te amo. El amor da sabiduría y mucha alegría. Dices que exagero porque nadie hasta ahora te había dicho tantas cosas hermosas, porque descubro todas las maravillas de tu vida cotidiana, porque quiero besar tu ombligo, tus pies, quiero vestirte con mis labios, desnudarte con los ojos, sentirte cerca, respirar tus gestos. Dices que te abrumo con mis palabras, que te inundo con ellas en la distancia y, posiblemente, cuando estemos juntos, en tu presencia me conformaré con el silencio, porque ya te lo habré dicho todo antes. Dices que exgero, pero la realidad es que te quiero.

La capacidad

Descubrí que la poseía casi sin querer. Llegué tarde al mundo internáutico, tal vez por eso no navego sino que surfeo o danzo. Todo el mundo me daba consejos debido a mi tardanza; era el recién llegado, el inexperto. No te fies, internet miente, hay que ir con mucho ojo, no des mucha información, son beats, son bots, son bats... Todos querían saber más que yo, en realidad así lo creían. Un día dije que me había enamorado. No puede ser, me dijeron, será solo deseo, nadie se puede enamorar de una foto. Nunca se lo he dicho a nadie, pero esos comentarios me hacen cierta gracia. Yo me enamoro de casi todo: de un día, de un instante, de un poema, de medio verso, de un beso imaginado, de una historia que no escribí y ya se me ha olvidado. Me enamoro de personas a través de las redes sociales de la misma forma que si los viera en parques naturales. Eso no es amor, me vuelven a decir los incrédulos. Pero yo tengo la capacidad de amar lo vivo y lo muerto, lo real y lo imaginado, lo digital, lo analógico, lo ilógico, lo absurdo, lo desconocido, lo que está por llegar, lo que aún no ha venido, incluso lo que no tiene sentido, lo distinto, lo parecido, lo raro o lo mismo. El amor no tiene barreras o, mejor dicho, las tiene pero las supera. Y esta capacidad que poseo me hace vivir múltiples vidas, como si estuviera leyendo todo el santo día. La capacidad de amar cada segundo sabiendo que en realidad el tiempo no existe. La capacidad de ser nada y que te guste. Ser mero trámite, un despiste, un leve soplo, un mal chiste. La capacidad de ser todo sólo porque me sonreíste.

Mi amigo Néstor

Es un perro de aguas que me ha acompañado más de trece años. No me daba cuenta, pero era mi alma. Se ha ido y me siento perdido, sumido en un charco de llanto cada vez que lo recuerdo, mi corazón se alborota con cada gota salada de mis ojos y mi cuerpo, sin él, es simple despojo. Han pasado varios días desde su partida y, como cuando te rompes las gafas, que te las subes aunque no las lleves puestas, miro debajo de la mesa cada cierto tiempo, donde se tumbaba rozando mis pies, esperando encontrar mi alma peluda de cuatro patas. Cuando llego del y trabajo y estoy a punto de decir: hola cariño, lloro como un niño y me acuerdo que te has ido. Pero aquí sigo y no desisto en llevar una vida alegre, como la que llevaba contigo. Salgo a pasear y miro al cielo y solo veo nubes de pelo. La gente me habla y solo oigo ladridos. Todos los niños de la plaza llevan sus juguetes en la boca. Mi vida se ha vuelto loca. De pronto, doblo la esquina y te veo, Néstor, mi niño. Has vuelto. Ya no ladras, me susurras al oído que sigues y seguirás conmigo. Lanzas una pelota y me dices, corre Jorge, es tu felicidad, corre a por ella. Y nos despedimos.

Leer es maravilloso

A veces leo con los ojos y otras con las manos. A ti te leí con las manos. Porque el manuscrito de tu piel es fantástico. Cien mil caricias y tan sólo había leído un párrafo. Sin duda, aquí tenemos una buena lectura. Tan buena que será necesario releer, no una, sino varias veces. Lo maravilloso de leer es que cada relectura aporta siempre algo nuevo además de traerte recuerdos, la lectura se transforma en un espejo del tiempo, y nos vemos reflejados en el presente, en el pasado y también en el futuro. Aunque si lo piensas bien, las mejores lecturas son atemporales, puedes leerlas siempre, siempre te aportarán algo que te beneficiará, que hará que el mundo mejore. A veces, además de con ojos y manos, también leo con el pensamiento y la imaginación. Es esta una lectura amorosa, pues con cada línea leída el amor se genera y se expande, dulcifica el medio ambiente, pasa a formar parte de la naturaleza, está en el aire, llega hasta ti, sientes mi lectura como tuya, disfrutas del amor que aún perdura, imaginas mi lectura con las manos, sueñas con la lectura de mis labios, estás despierto, los dos nos alegramos, pues el amor disipó la distancia, el querer nos hizo crecer y, ahora mismo, nos estamos amando.

Traficante de versos

Escondo mis poemas en párrafos convulsos. Los versos corren peligro, las letras están nerviosas, los pétalos de las rosas se desprenden ante los pálpitos de la rima que rechaza subterfugios. Busco tu mirada en los sueños, pienso que respiro tus besos, me imagino asomándome por cada uno de tus poros. El amor me está volviendo loco. Pero déjame que disfrute un poco, que surfee en tu piel y en tu lengua me dé baños, que flote en tus pensamientos, déjame que disfrute de todos tus encantos. Voy a leer en tu corazón y, en el lecho de tu pecho, soñaré como un niño con mis labios en tu pezón. La rima que busco está en tu piel, la escribiré con caricias, de mis yemas nacerán los versos de tus albricias. Tal vez pueda esconder un pareado que para ser perfecto será siempre a tu lado. Juntos siempre como una sinalefa elegante excitante y sonriente. A tu lado como un niño que juega en el tablero de la vida a esconder poemas en párrafos que taparán nuestros cuerpos desnudos, cobijando nuestro amor, mientras te lleno de besos y cosquillas.