domingo, 31 de mayo de 2015

Puede que algún día

Pueda quererte más. Cuando alcance estrellas con la mano, cuando sepa crear felicidad, de la basura reciclada, de la suciedad, de la nada quizá. Puede que algún día pueda quererte más, cuando bucee bajo tierra, cuando camine desnudo por el centro de la ciudad. Ahora te quiero como te quiero, como mi madre me enseñó a querer, como si fueras parte de mí, te quiero porque eres lo más importante que jamás ha podido existir. Te quiero porque mis caricias no valen si no son para ti. Te quiero para que mis besos tengan un fin. Te quiero porque cuando respiro y huelo a ti ya soy feliz. Te quiero para que mis palabras tengan sentido, y, para las que no lo tienen, te hagan siempre sonreír. Sí, te quiero por egoísmo, te quiero porque me hace feliz quererte, porque acariciarte me da gusto, porque besar tu piel es delicioso, y si te beso mientras sonríes, tus labios me dan la esencia de la vida, el tiempo se para, la vida se eterniza, oigo música en el corazón y tu sonrisa me hace cosquillas en el alma, sueño que vuelo por el mundo, la brisa de tu aliento me calma y tu presencia me protege. Abrazado a ti lo entiendo todo y, si me duermo, sueño que te abrazo cada poro. Pero, cuando despierto, pienso que puedo mejorar, y me digo a mí mismo que puede que algún día pueda quererte más.

viernes, 29 de mayo de 2015

Las cosas están cambiando

Ayer tuve un sueño y lo repartí. Las cosas están cambiando. Ahora, sentado en una tarde nublada y tranquila, esperando al amor con alegría, sigo el vuelo de una mosca con la vista. Hipnotizado por tan insólito baile aéreo, veo letras dibujadas en ese vuelo interminable que se hacen palabras y, tal vez, versos, que la naturaleza me regala en esta tarde alegre donde puedo sentir como el amor se acerca. El cielo sonríe, relampaguea, a su manera, son carcajadas que me rodean. Gotas repican en las aceras, la tarde fresca el corazón me refrigera: a su manera, el amor llama a la puerta. Mi alma parpadea, varios recuerdos revolotean, la mosca los mira, la lluvia los moja, yo, por si acaso, sigo alerta. Abro la puerta y sonrío. Algo me dice que el amor se acerca.

domingo, 24 de mayo de 2015

Puzle

Abro la caja y la vuelco en la mesa. Un montón de piezas aparecen desordenadas y sin ningún sentido aparente: se trata de mi vida. Cada pieza contiene recuerdos, frustraciones, alegrías, sorpresas, rutinas, todas las esencias y sustancias que componen la gran aventura de vivir. Las palpo y las revuelvo buscando alguna que me sugiera algo familiar y reconocible. Sí, ya sé que se trata del puzle de mi vida, pero es que se cambia tanto, incluso de un día para otro y apenas lo percibimos. Veo una pieza con una bailarina, sé que me suena de algo, la máquina de la memoria se enciende y la bailarina da vueltas, oigo una musiquilla que me subyugó cuando era niño. Mi mente sale volando al pasado y aparece mi madre con una caja de música en sus manos. Una lágrima me devuelve al presente. Sigo montando mi vida, toda hecha piezas, de recuerdos, de sensaciones vividas y perdidas. Veo un rostro dibujado en una pieza y, sin darme cuenta, me la acerco a los labios. De repente siento un beso, cierro los ojos y siento también su tacto, unas manos renacidas me acarician, mi corazón sonríe y sueño despierto con un antiguo abrazo. Voy montando el puzle despacio, reviviendo lo olvidado, encontrándome a mí mismo, descubriéndome en cada pieza, en los sueños realizados, en los caprichos perdidos, en los besos que me han dado, en los que soñé y nunca llegaron. Una pieza y sonrío, otra pieza y llorando. Sigo montando el puzle, las piezas van encajando. Sólo me quedan dos piezas y ahora están en mis manos. En el puzle casi montado veo tu rostro, cariño, y en las piezas de mis manos puedo leer: te amo.

domingo, 17 de mayo de 2015

Lo que no hemos vivido

Aún lo recuerdo. Imaginé un amor eterno con el que cada día sueño. Mientras duermo lo vivo, me zambullo en tu cariño, te veo sonreír, tan feliz como un niño, los abrazos que nos damos, las caricias compartidas, alegrías que perduran cuando despierto a la vida. Lo que no hemos vivido me acompaña, me seduce, dibuja en mí una sonrisa y, a veces, arranca dos o tres lágrimas. Historias sin principio ni fin, anécdotas fantaseadas, sueños que la realidad aborta pero, sin saber por qué, a mí aún me importan. Lo que no hemos vivido forma parte de mí, es quizá un último consuelo, la alternativa a la realidad, la maravilla de un mundo paralelo. Por eso, aunque tus labios no rocen los míos, conservo el sabor de tu beso; a pesar de que tus manos jamás me tocaron, tus caricias me acompañan y me acompañaron, y aunque tus abrazos no fueron engendrados yo los considero como dados. Lo que hemos vivido y lo que no, todo, todo siempre estará conmigo.

lunes, 11 de mayo de 2015

Libros

Me han diagnosticado un pequeño desajuste. No es nada grave, pero si sigo así, en menos de dos años, tal vez año y medio, muera aplastado por los libros. El desajuste es que compro libros a una velocidad bastante mayor a la que los leo. He pedido opinión a un segundo médico, por contrastar, y me ha dicho que se trata, literalmente, de una invasión cultural. Soy un auténtico producto antisistema; esto no lo ha dicho, pero lo ha dejado traslucir en el sutil brillo de su mirada. O eso he querido ver yo en unos ojos que, si no, solo rezumaban lascivia. Sufro también otro trastorno, pero ese solo lo conozco yo, de personificación de los libros. Los considero amigos. No solo los leo, los huelo, los acaricio, los paseo, los limpio, los coloco y, a veces, los maltrato un poco y también los presto. La violencia nunca me ha gustado, así que este error de prestar libros lo estoy corrigiendo con facilidad: al igual que personifico libros, también cosifico personas y, en plan alcahuete, acabo prestando unas a otras. Pero, volviendo a los libros y al desajuste, seguramente termine mis días aplastado por ellos, por mis amigos, los libros. Creo que es el mejor final, mezclándome entre sus líneas, saltando de página en página, estampado en una portada o, tal vez, veraneando en una solapa con un autor de prestigio, en otra época, en otro mundo, en un lugar donde la gente ame los libros.

domingo, 10 de mayo de 2015

El mejor manipulador

Siempre es un tonto. A veces, ni siquiera él mismo sabe que está manipulando. Solo cumple órdenes. Es una mezcla de perro guardián adiestrado y correveidile y fármaco anulador de personalidades. Suele tener a gente a su mando, formar parte de una gran empresa que se forra a costa de los trabajadores, él incluido, y ser conocido entre sus inferiores jerárquicos como 'elhijoputa'. El mejor manipulador termina tomando dos tazas de su propio caldo y, cuando esto ocurre, tal vez un ligero y lejano susurro en su desierto cerebro intente preguntarse por qué, aunque, lo más probable, es que esté mirando un horizonte imaginario y estrangulando al ser vivo más cercano solo para desahogarse. El mejor manipulador comienza creyendo que todo es un juego, incluso el prójimo, busca utilidades, sitios donde archivar las órdenes cumplidas. Sus labios solo se arquean, con cierta rigidez mecánica, todo hay que decirlo, con comodines de extorsión extra. Su vida se anuló desde que se lanzó de cabeza al sistema. No hay retorno: reza su pequeño botón de autodestrucción que un manojo de pelo oculta en la parte de atrás de su cabeza hueca. Maneja el miedo en su lenguaje diario, mezcla órdenes con amenazas, los argumentos le anulan y, con rapidez, cambia de tema. El mejor manipulador huele a azufre y también a mierda. El mejor manipulador siempre es tonto y, sin saber cómo, su insignificancia acabará instalándose en tu cabeza. Haz deporte, respira con calma, medita, no dejes nunca que te salpique su influencia. Lee, pregúntate, argumenta, así es como el manipulador revienta.

domingo, 3 de mayo de 2015

Musa

La única e inimitable musa, la que sigue viva aunque el mundo arde, siempre, siempre será mi madre. Mi madre me enseñó a prosperar, a disfrutar de la vida, a ser buena persona. La mejor forma de prosperar es cuando el amor se expande, hijo mío. Disfrutar de la vida es vivir el presente, intentar ser feliz y compartirlo cuando se consigue. Y ser buena persona, hijo mío, es lo que más cuesta porque es ponerse en el lugar del otro, es amar sin esperar ser correspondido. Y ser buena persona, mamá, es estar siempre contigo, llevarte en el corazón, ser tu mejor hijo. Toda mi sabiduría eterna empezó siendo materna. La primera flor la planté con ella y, con sus manos, me enseñó a remover la tierra. El arte de la caricia me enseñó con sus mimos, y es lo que mejor aprendí, pues lo aprendí desde niño. Me reveló los secretos de su cocina, me hizo ver que con los mismos ingredientes tratándolos con amor, salía el plato mucho mejor. Me trató con tanto amor que me sigue desbordando y, si estoy triste, sus caricias aparecen de entre las sombras y me arropan. Cuando camino, en cada sonrisa veo su rostro, y si lloro de emoción, como en este mismo momento, las lágrimas portan su tacto y un placer inusitado acude a mí ipso facto. Oigo su voz, oigo sus cantos, siento su vida en todos mis actos. Mi madre me enseñó, no, no, mi madre me sigue enseñando.

viernes, 1 de mayo de 2015

La invitación

Llegó en un sobre brillante que incitaba a sonreír. Abrí el sobre y la vi. Por ósmosis mi corazón empezó a refulgir. Una fiesta de hermosos recuerdos se aglomeró en mi mente y hasta los queridos muertos se hicieron vivientes. Ectoplasmas cariñosos me acariciaron el rostro. Un río de dicha inundaba mis ojos, el perro daba brincos y el pájaro cantaba. El tráfico paró mientras las nubes bailaban, y pequeños susurros que a la postre fueron besos se adherían a mi cuerpo. Empecé a andar, di dos pasos y el suelo apenas sentía. La casa se llenó de amor y mi cuerpo levitaba. Me aproximé a la ventana a leer la invitación. El pájaro calló y las nubes quietas miraban. Un silencio de respiración contenida me dio la bienvenida. Entonces leí la invitación. Hoy vas a ser feliz, pronunciaron involuntariamente mis labios. El pájaro siguió cantando, el perro saltó a una nube y yo le seguí en el salto. La gente nos saludaba mientras seguían cantando. La nube paró en tu ventana y ahora el amor nos sigue desbordando.