sábado, 2 de junio de 2012

Primordialmente sigo siendo

Y también estoy. Sigo siendo, aunque no el mismo, sí parecido. Y eso es lo que nos une, que somos parecidos. Distintos granos de un mismo tarro. Cosas no idénticas, pero similares, y a millares. ¿Para qué tanto organismo con su propio mecanismo? ¿Y para qué tanta diferencia para terminar siendo parecido? Insistimos en decir que somos iguales, pero hasta la realidad es parecida. La realidad, a veces, se parece a la fantasía. El otro día me desperté pensando que todo era una película y, ya puestos, yo era el protagonista. Volaba con la mente a los sitios que imaginaba y disfrutaba con el cuerpo la realidad idealizada. Encontraba a gente parecida que me hacía feliz. Y juntos comíamos las palomitas de la vida, de nuestra particular película, y bebíamos los refrescos de una existencia parecida. Fila tres, butaca siete: Tú vida.

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