miércoles, 17 de abril de 2024

La marca indeleble

Siempre está en el amor. Los cuerpos viven y mueren, se van, desaparecen. Pero algunos dejan huella. Mi madre es uno de esos cuerpos. Veo su fotografía y siento en mí su marca indeleble, y escribo, y amo a mis amigos, a los de carne y hueso y a los de los libros. Y esta marca indeleble es el germen de la revolución del amor, la semilla de un mundo mejor. A veces todo está en contra, turbulencias sonoras se aproximan, la maldad se propaga, las cosas se tuercen pero la marca indeleble se ilumina al ver tu sonrisa, al construir un párrafo que provoca al sistema, al bailar una danza sensual llena de contoneos y cimbreos, entonces la revolución se activa, la marca indeleble del amor se extiende, actúa como una vitamina y sale el sol, cantan los pájaros, y también tú, sonríe el cielo, y también tú, recorro tu delicioso cuerpo con la mente y hallo la marca indeleble en tu piel, la misma que siento en la mía, es una prolongación, es nuestro destino, la historia de nuestra vida, seres marcados por el hado, querubines adultos abrazados soñando despiertos, juntando sus marcas indelebles y consiguiendo la gloria del universo en un beso que se extiende, una caricia que se expande, un amor que se eterniza al contemplar tu sonrisa.

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